Ser un catador de vinos no requiere un diploma o certificado de una universidad. Tampoco hace falta cursar todos los días a través de extensos módulos de material teórico y práctico ligado al mundo de los vinos. Para ser un catador de vinos alcanza con tener experiencia degustando todo tipo de varietales.
Si sos amante de los vinos y conocés las bondades de los diferentes varietales, este artículo es perfecto para vos porque te damos una pequeña guía para degustar vino según los sommeliers. Ponelos estos consejos en práctica y descubrí todo el abanico de sensaciones que una botella de vino tiene para darte.
¿Qué es un catador de vinos?
Es el que se dedica a probar diferentes tipos de vinos para después anotar sus impresiones y dar a conocer su opinión sobre los vinos catados. El catador juzga la calidad de los vinos por medio de su vista, olfato y gusto. No se trata de un profesional, mas sí de una persona con una vasta experiencia en la degustación de vinos, lo que implica tener ciertos conocimientos de enología y sommelier.
Diferencias con Sommellier y enólogo
Para cada ámbito del planeta del vino hay un especialista con una función muy concreta, que a continuación te vamos a explicar.
Enólogo
Es responsable de realizar cada vino, desde el cultivo del viñedo hasta su proceso de maduración, poda, preparación y trasiego del vino. En pocas palabras, es la persona que se ocupa de todo el proceso productivo de las uvas, desde que se escoge la pluralidad en el viñedo, el instante de la siembra y la cosecha, hasta que éstas llegan a la bodega y luego son envasadas. En Argentina, para tener el título de enólogo, primero hay que estudiar la carrera de ingeniero agrónomo.
Sommelier
Tras envasar el vino, llega el turno del sommelier, encargado de acompañar la venta del vino en un restaurante, hotel, vinería u otro establecimiento gastronómico. Es quien se especializa en la cata, análisis y asesoramiento sobre vinos, mas también de licores y destilados. Su conocimiento debe ser muy amplio, en tanto que tiene que saber de la mayor cantidad de vinos y bodegas para poder asesorar apropiadamente. Además, es la persona que va a recomendar cómo casar un plato con cada vino. Para ser sumiller hace falta tener una capacitación académica extensa, con conocimientos de enología, vitivinicultura, inventarios de vinos y manejo comercial.
En contraposición y como mencionamos al comienzo, el catadodor de vinos es el encargado de probar diferentes géneros de vinos para encontrar en ellos sus matices, sensaciones, olores… De este modo, puede juzgar, tras la cata, las peculiaridades del vino y su calidad.
Dentro de las profesiones relacionadas con el vino, una de las más demandadas es la de catador de vinos. Para poder desempeñar esta función de forma profesional es necesaria una formación especializada, donde el interesado va a aprender todo lo relacionado con los caldos a fin de que esto asista a desarrollar sus aptitudes como catador y asegure el éxito de sus funciones. Existen abundantes cursos relacionados con la profesión catador de vinos. En el caso de que desees ser un catador de vinos profesional no dudes en buscar un curso que esté a la altura de tus expectativas.
6 claves para saborear vinos como un experto
1.Probá muchos vinos diferentes. Pueden ser vinos de variada calidad y todo tipo de varietales que tengas a disposición. El buen catador conoce todo tipo de vinos: Blancos, tintos, rosados, generosos, espumantes, etc.
2.Compará vinos similares en precio, cepa y bodega. Pruebe vinos de una misma región, pluralidad o bien estilo de vinificación.
3.Definí tu método y estilo. Aprendé a conocer con los 5 sentidos. Probá el líquido con cada sentido por separado. Repietí el método en todas tus catas para mantener una técnica ordenada.
4.Aprendé un nuevo idioma. Desarrollá el vocabulario de cata. Es esencial dedicar el tiempo necesario hasta hallar el término preciso para una sensación.
5.Empezá con ayuda. Aprendé todo lo que puedas en los primeros momentos y, en caso de ser posible juntante a degustar varietales con alguien que domine la cata a la perfección. Es importante que tengas paciencia porque la cata puede demorar varios años. No te olvides que la práctica -y los varietales- hacen al maestro.
6.Probá a ciegas. Que no le influyan las etiquetas y costos, va a percibir mejor las sensaciones e incluso te vas a llevar varias sorpresas.
La importancia de los sentidos en la cata de vinos
El ser humano dispone de un máximo de cinco sentidos. Las percepciones de cualquier realidad se hacen en nuestro cerebro a través de estos sentidos.
Los órganos encargados de recibir estos estímulos, van a ser en consecuencia las principales herramientas de trabajo del catador y en función de ellos se ha clasificado de forma tradicional las etapas de la cata. En la cata de vinos se emplean cuatro de los 5 sentidos de los que disponemos mediante 3 órganos sensoriales de nuestro cuerpo:
Los ojos que permiten usar el sentido de la vista. Con los ojos recibimos los primeros estímulos del vino. Es la conocida fase visual del vino. Al ser un catador de vinos experimentado podrás aprovechar toda información del aspecto y el color del vino para sacar tus primeras conclusiones antes de degustar.
La nariz permite usar el olfato. Esta es la fase olfativa del vino. Es la etapa más difícil del aprendizaje, debido al amplio espectro de olores y a la complejidad para reconocerlos, singularmente aquellos que se presentan de una manera más ‘sutil’. Por otro lado, la llegada de los olores al bulbo olfativo de la nariz puede ocurrir de tres maneras diferentes: Por medio de las fosas nasales, por medio de la boca con el aire inspirado, y por medio de la boca con el aire expirado.
El conocimiento del sentido del olfato, y aprender a diferenciarlo del sentido del gusto, es fundamental en cualquier catador de vinos y punto de divergencia con el resto de mortales, de esta manera, a modo de ejemplo, mientras que cualquier persona dirá que un batido de fresa sabe a «fresa», el catador va a decir que sabe «dulce» y huele a «fresa», debido a que «fresa» no es un sabor.
La boca permite el uso del sentido del gusto. Por una parte está la lengua que recoge a través del sentido del gusto los cuatro sabores básicos (dulce, salado, ácido y amargo) y en menor medida alguno más como el umami, u otros sabores menores.
Por otra parte la cavidad bucal (otra vez la lengua, aparte del paladar, paredes bucales, labios, encías,…) recibe los estímulos del cuarto sentido empleado en la cata: el tacto.
De esta forma es posible captar sensaciones táctiles en el vino: volumen, fluidez, astringencia, temperatura, efervescencia, textura, alcohol,… En un caso así es fundamental que el catador aprenda a reconocer que en la boca empleamos dos sentidos: El gusto y el tacto.